viernes, 4 de septiembre de 2009

Comités ejecutores




Aproximación a la historia del Estado moderno [1]

Roberto Ojeda Escalante

Una idea generalizada por los liberales contemporáneos, confunde el significado de los conceptos sobre la organización de las naciones modernas, bajo la consigna “todos somos el Estado”. Para eso es necesario diferenciar hasta cuatro conceptos clave: Sociedad, Nación, Estado y Gobierno. Podríamos resumir diciendo: el Estado es la forma en que se organiza una nación, es decir una sociedad específica (delimitada en el tiempo y el espacio) y que, según la forma que adopta, determina su tipo de gobierno (quienes conducirán ese Estado).
Si recurrimos a la historia veremos que la sociedad humana existe hace 50,000 años (desde la aparición de la especie), mientras que el Estado sólo hace 5,500 años. Además, mientras las sociedades están presentes en todo el planeta, los Estados surgieron sólo en algunos lugares, llegando a difundirse mundialmente recién en el siglo pasado.

Nacimiento del Estado
Para la formación del Estado fueron necesarias algunas condiciones básicas, como la existencia de una organización social previa: las jefaturas. Es importante recordar que la organización estatal surgió donde existían ciudades. Una ciudad implicaba altas concentraciones humanas alrededor de templos y almacenes, donde surgían grupos especializados para manejar la economía y, como consecuencia, también la política.
Pero lo principal fue el paso de una economía igualitaria a otra redistributiva: el incremento de la producción llevó a obtener un excedente de productos, que debía ser concentrado por alguien para redistribuirlo a la comunidad cuando fuera necesario[2]. Hasta entonces, los jefes y sacerdotes habían sido parte de la comunidad, en muchos casos renovables. El Estado produjo un conjunto de instituciones encargadas del gobierno y la administración, con un grupo de especialistas que se encargasen de esas instituciones. A la larga, esos especialistas se alejaron del resto de la colectividad. Esa división produjo las clases sociales y la aparición de la propiedad.
Se considera que el Estado es producto de la nación, pero al administrar el territorio, termina siendo propietario de ese bien colectivo. Entonces, siendo una institución, quienes realmente ejercen esa “propiedad”, son las personas que encabezan ese Estado. Poco a poco ese bien común se transforma en bien privado de los gobernantes. Incluso los que trabajan para el Estado (para que luego éste redistribuya el producto de su trabajo), poco a poco terminan siendo propiedad de los gobernantes. Nace la esclavitud. los primeros esclavos eran propiedad del Estado, en la medida que surge la propiedad individual, la esclavitud se individualiza.

Hubo muchas formas de estados
A lo largo de la historia han existido miles de sociedades y muchas formas diferentes de estados. Religiosos, militares, aristocráticos, en fin. Los primeros estados compiten y luchan entre sí durante más de 2,000 años, las guerras les proporcionaban prisioneros-esclavos y así, sus trabajadores locales se convertían en una clase media que ayudaba a mantener el orden y la tiranía de los gobernantes. La guerra hizo que unos estados derroten a sus vecinos y así, controlen toda la nación[3]. Luego, la competencia entre naciones los impulsó a enfrentamientos mayores. Nacen los imperios y la historia se llena de guerras, con las sucesivas expansiones y divisiones de varios imperios.
En Grecia y Fenicia, el poder político se separó del religioso y de la legitimidad que este podía darle. El gobierno quedó en manos de la burocracia, la clase dirigencial inventó una forma de gobierno que les permitiese gobernar colectivamente: la democracia. Además, es necesario mencionar la existencia de sociedades no estatales que se mantuvieron en la mayoría del mundo, muchas viviendo con redistribución o incluso con reciprocidad, algunas hasta nuestros tiempos. Los mapuches y algunos pueblos amazónicos son apenas pocos ejemplos.
Y como la historia es dinámica, en muchos casos, luego de una etapa estatal venía otra no estatal. Pongo como ejemplo la sociedad Mollo de Iskanwaya, cuyos descendientes son los famosos kallawayas[4]. Surgió a la caída de Tiwanaku combinando elementos estatales e igualitarios. Otro tanto sucedió en la sociedad Maya, que luego de varios siglos de vida “civilizada” retornó a la organización comunal, tal como la hallaron los europeos del XVI. Esto pasó también en varios momentos de la historia China e incluso en la misma Europa, las comunas medievales eran sociedades democráticas surgidas donde antes habían existido fuertes estados.

El Estado moderno
El Estado moderno surgió en un tiempo-espacio específico. Fue creado e implementado por una clase muy particular: la burguesía. Un sector independiente económicamente y desligado de la iglesia, que desarrolló un pensamiento racionalista y priorizó la obtención de ganancias monetarias. Tenían poder a partir de sus capitales monetarios y por ende implementaron un gobierno rotativo: la democracia representativa[5]. Un sistema donde la legitimidad se basa en la posesión de capitales (capitalismo) y consagrado por las leyes (constitucional).
Y lo que más legitimó su dominio fue el racismo[6]. Los estados nacionales se proclamaron guías o conductores de las sociedades no civilizadas y las conquistaron, repartiéndose África y otros lugares. En Asia no encontraron “primitivos” y entonces su propuesta fue “modernizar” las sociedades antiguas, llevarles la democracia. Así nació el imperialismo, logrando que la modernidad y el capitalismo se expandieran como los antiguos imperios[7].
En América el nuevo modelo fue impuesto, calcado de Europa por las élites criollas. En el norte, su cercanía económica con el viejo continente los llevó a convertirse en estados neo-europeos, algo así como Cártago en relación a Fenicia. En el sur, establecieron estados dependientes (neo coloniales); inventaron naciones criollas para marginar las naciones realmente existentes (indígenas, afroamericanos y mestizos), finalmente, esas repúblicas culminaron las conquistas que no habían podido hacer los europeos[8].
Este modelo de ordenamiento social, el Estado representativo (liberal y moderno), está en crisis. Negarlo es un absurdo, debemos tratar de entenderlo. Esa crisis obedece a algunos factores: es la única sociedad que ha logrado dominar todo el planeta (generalmente, los imperios se extinguían antes de siquiera acercarse a este punto). Gracias al desarrollo tecnológico, el mundo moderno ha logrado acelerar la velocidad de sus conquistas, a punto de hacer peligrar el medio ambiente a nivel mundial.
También su economía toca techo, es imposible seguir con el ritmo de producción porque los recursos pueden agotarse. Las ideas que sostienen esta civilización se caen poco a poco. El racionalismo no logró desplazar el pensamiento mágico ni las religiones; la homogenización de la sociedad en “ciudadanos” iguales contradice la diversidad y las desigualdades existentes.
Entonces surgen opciones diferenciadas. Unos se cierran en que la democracia (capitalista) es el mejor de los sistemas o por lo menos el menos malo. Otros buscan un nuevo modelo, ¿democracia participativa, economía equivalente, estado plurinacional, autonomía? Como en tantas etapas de la historia, los indicadores de la crisis están “arriba”, en lo formal, en el Estado; pero los indicadores de lo nuevo, del rumbo (o los rumbos) histórico que viene, están “abajo”, en la sociedad, en los movimientos sociales.

[1] Ponencia presentada en el conversatorio sobre “Estado y Sociedad; ¿conceptos complementarios o antagónicos?”, desarrollado el 23 de julio de 2009 en la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSAAC, organizado por el círculo de estudios Redes.
[2] Existe un interesante trabajo de Marvin Harris sobre este proceso, titulado “Jefes, Cabecillas y Abusones”
[3] Un territorio unido por el mismo idioma y costumbres.
[4] Pueblo famoso por sus conocimientos en medicina andina tradicional, fueron estimados por los inkas y hasta hoy mantienen una variedad del idioma pukina denominado machaj huyay, aunque sólo como lengua ritual.
[5] Rotativo porque no tuvo gobernantes “sagrados” sino elegidos entre cualquier miembro de la clase dominante.
[6] La burguesía era parte de una cultura patriarcal, jerarquizada y elitista. Cuando proclamaron los “derechos del ciudadano”, Olympia de Gauges propuso los “derechos de la ciudadana”. Fue ejecutada.
[7] “Comunidades Imaginadas” de Benedic Anderson es un buen trabajo sobre este proceso.
[8] La amazonía fue invadida en los siglos XIX y XX, Chile y Argentina guerrearon contra mapuches, kollas y diaguitas a fines del XIX; Bolivia derrotó a los avas en Cuyuruqui, en 1898; y Perú llegó a bombardear territorios matsis en los años 60, sólo para poner algunos ejemplos.