jueves, 22 de julio de 2010

lunes, 19 de julio de 2010

ministros vs el pueblo


El sur se levanta

Contra industrias extractivas, megaproyectos y política represiva

Durante muchos años, los pueblos andinos han estado luchando aislados, enfrentando cada cual a su modo las agresiones del neoliberalismo. Pero ahora y tras varias jornadas de luchas fuertes y largas, están uniéndose, pero no alrededor de algún caudillo o líder “salvador”, sino desde abajo, entre las bases mismas.

El gas nos unió

El 17 y 18 de junio de 2010 se desarrolló un paro macroregional, originalmente convocado por las organizaciones de la provincia de La Convención, cuya demanda era la no exportación del gas de Camisea, cuyas reservas se encuentran en esa provincia. La convocatoria fue bien recepcionada por organizaciones de otras provincias y regiones y se empalmó con el paro que la región de Puno organizaba el día 17, con el rechazo a la hidroeléctrica de Inambari como primer punto.

El paro fue total en varias provincias, pero sólo parcial en zonas urbanas como el Cusco. Allí, las organizaciones afiliadas a la CGTP lograron disminuir la medida y abandonaron a los compañeros convencianos que llegaron desde Quillabamba. Estos hechos generaron una nueva articulación entre las organizaciones.

El paro macroregional

Varias organizaciones de todo el sur, principalmente campesinas, se reunieron en Puno el 20 de junio y en Cusco el día 26, allí acordaron convocar a un paro indefinido con una plataforma de lucha que integraba todas sus principales demandas:

- No exportación del gas y revisión de los contratos firmados por el gobierno con Pluspetrol y otras empresas.

- La no ejecución de los megaproyectos de Inambari, Salka Pukara, Majes Sihuas, Pampautaña, es decir, todas las hidroeléctricas que pretenden robarnos el agua a favor de empresas extranjeras.

- Cese a las concesiones mineras y petroleras.

- Aprobación de la Ley de Consulta a los pueblos indígenas.

- Liberación y cese a los juicios por las protestas sociales, alto a la represión y derogación de los decretos legislativos.

- Derogación de la Ley del Agua, por su tendencia privatizadora.

Además de algunas más puntuales.

Los “traicioneros”

Cuando ya el paro estaba acordado, saltaron los dirigentes de la CGTP, la organización sindical nacional y sus “sucursales” regionales; les pareció una insolencia que dirigentes provinciales, indígenas y campesinos pasaran por encima de ellos. Los acusaron de “aventurerismo” y convocaron a otra reunión de Frentes Regionales del macrosur en Arequipa, sin mayores resultados.

Se trata de sindicatos ligados a los viejos partidos de izquierda, bajo una orientación marxista “clasista y combativa”, que centralizan las organizaciones sociales y las llevan a negociar con el gobierno, a mesas de diálogo y demás acciones que sólo dilatan la situación. El 17 de julio en Puno, acordaron algunas acciones parciales en apoyo a lo que llamaron “el paro de Quillabamba”. Propusieron una marcha del Qollasuyo pero que sería ratificada recién el 14 de agosto en Tacna, dándole más tiempo al gobierno para que continúe el saqueo.

En esa reunión la situación fue tensa, los maestros del SUTEP que acataban ya una huelga indefinida cuestionaron a la CGTP, estos acusaban a todos de ser “agentes de la CIA” por sus críticas, mientras mucha población se sentía confundida. Alguien llegó a recordarle a la dirigente cusqueña Marta Quispe (de la CGTP) que en la ciudad del Cusco sus paros duran medio día y luego los dirigentes se van a las chicherías.

Los indígenas llevan la batuta

Por su parte, las organizaciones que se han desprendido de esa tutela, están encabezadas por los campesinos, los indígenas del ande y la Amazonía. Precisamente quienes más hacen por el éxito de las protestas son las comunidades. Por eso, el 10 de julio se reunieron en Sicuani, en la provincia de Canchis, donde dos levantamientos comunales lograron estancar la ejecución del proyecto Salka Pukara. Allí se ratificó el paro y una semana después sucedió lo mismo en Juliaca.

domingo, 11 de julio de 2010

martes, 6 de julio de 2010

prensa basura peruviana


Ratas, colectivos y muros

Un montón de ratitas comenzaron a circular por el país, denunciando con su presencia la gran corrupción de este gobierno. Así se hizo presente un colectivo denominado “ciudadanos de segunda categoría”, aunque parece ser algo más que un colectivo, pues tiene la capacidad de activar en varias ciudades a la vez, parece contar con un “aparato” y cobertura en medios de comunicación nacionales, además, gran parte de sus acciones coinciden o se complementan con las del Partido Nacionalista.

Lo interesante es que están recogiendo varias iniciativas de organizaciones previas y más pequeñas, aunque sin mencionarlo. Es bueno recordar que hace algunos años existen diversas iniciativas surgidas desde algunos pueblos del interior del país, un ejemplo es el muro informativo que hace un año comenzó a ser realizado por un colectivo cusqueño y hoy ha sido tomado como ejemplo por otros. El colectivo “el muro” es una organización autónoma, autogestionada y no partidarizada; nos interesa resaltar eso porque ayuda a estimular a otras personas en el mismo sentido, hacer las cosas desde nuestras propias fuerzas y posibilidades, desde “abajo”.

El problema es que la tradición centralista del país hace que nuevamente, desde Lima, se minimice los aportes de provincias, es más, por las informaciones de varios medios pareciese que los “de segunda” pretenden apropiarse de esas iniciativas y absorber esos grupos. Es muy buena la existencia de cada vez más grupos y acciones que enfrenten de manera creativa al neoliberalismo y que contribuyan a la concientización de nuestros pueblos, pero que lo hagan sin aplastar a los demás. Generalmente la búsqueda de unidad ha terminado aplastando la diversidad, la izquierda peruana lo hizo todo el siglo XX, es tiempo de seguir otro camino.

andanzas del perro del hortelano











jueves, 1 de julio de 2010

Contra la exportación del gas



Paro total en la provincia de La Convención


A las 00:00 horas del 17 de junio, algunos piquetes se movilizaban por la ciudad de Quillabamba anunciando que se iniciaba el paro de 48 horas. Los dos días siguientes todas las actividades fueron suspendidas, dando contundencia a la paralización, decenas de gremios marcharon por diferentes calles manifestando su rechazo a las políticas del gobierno aprista y su insistencia en exportar el gas de Camisea.


La mayoría de vías de la provincia fueron bloqueadas, por acción de los campesinos y comunidades nativas. El segundo día los habitantes de Kepasiato llegaron a tomar una instalación del gaseoducto, aunque tuvieron que dejarla debido a la represión policial.


Una delegación viajó a la ciudad de Cusco para hacer sentir la protesta en esa ciudad, que sólo paralizó un día. Esa delegación ingresó a la plaza principal, donde se realizaba un desfile, pero allí fueron fuertemente reprimidos por la policía, que llegó a agredir a los dirigentes y autoridades que participaban en la protesta.


A las 6 de la tarde del día 18 se realizó un mitin en la plaza de armas, como culminación a la jornada de protesta. Allí intervinieron dirigentes campesinos, de mercados y otras organizaciones, incluidos representantes del Consejo Machiguenga del Río Urubamba. También participaron los municipios de la provincia. Se informó que la siguiente medida de lucha será acordada en la reunión de Puno el día 20.


El pueblo convenciano hizo notar así su rechazo a la exportación del gas y las políticas neoliberales del gobierno. También se cuestiona que el nuevo oleoducto atraviese el santuario del Megantoni, territorio sagrado matsiguenga. Esta jornada vuelve a demostrar la capacidad de lucha de esta provincia, que en los años 60 logró que el gobierno nacional decretara la Reforma Agraria tras largas luchas.

el papa


inti raymi


Del Qapía al Urusaywa

Algunas luchas recientes en el sur del Perú

La provincia de Yunguyo queda en la frontera, “en el confín de la patria” dice una emisora local, allí se encuentra ubicado el apu Qapía, la montaña sagrada que también está afectada por concesiones mineras. La población manifiesta su rechazo a esas concesiones, como sucede en muchas otras poblaciones de los andes peruanos.

En el distrito de Pichacani, perteneciente a la provincia de Puno, algunos dirigentes se encuentran en negociaciones con la minera Aruntani, que ha extendido sus concesiones entre las regiones de Puno y Moquegua hasta una extensión mayor a las 4,000 hectáreas. Algunos reconocen que esas negociaciones se están dando sin que la población se encuentre bien informada de los reales riesgos de la actividad minera, ubicada en cabeceras de cuenca.
En la provincia de Azángaro, la federación provincial de campesinos rechaza las actividades de Cofopri, organismo estatal encargado de la titulación de tierras, pero cuestionado porque promueve la desintegración comunal, favoreciendo a las empresas mineras. La federación viene realizando diversos talleres informativos en cada cuenca de la provincia, cosa que no hacen las empresas ni Cofopri.

En la provincia de Carabaya, la población se opone a la construcción de la central hidroeléctrica de Inambari, y han logrado el respaldo de toda la región Puno, buscando además lo mismo en Cusco y Madre de Dios, zonas afectadas también por esa hidroeléctrica. Los pobladores de la cuenca del Inambari han sido reprimidos brutalmente en protestas anteriores, luchando porque no les quiten sus tierras y su modo de vida, para una obra que pretende llevarse la energía producida al Brasil.

En el distrito de Combapata, provincia de Canchis, en un evento escolar de clubes ecologistas, algunos estudiantes cuestionaron que en dicho evento no se tocase el tema de las concesiones mineras, uno dijo que estaba bien hablar sobre el cambo climático, pero era importante señalar a los principales culpables: los países del norte. Precisamente en esa provincia, la minería y la construcción de la hidroeléctrica de Salcca Pucara, concesionada a una empresa, mantienen un rechazo generalizado.

La junta de regantes del Cusco paró durante 24 horas completas, exigiendo que las autoridades reconstruyan la infraestructura de riego dañada durante las inundaciones del mes de enero. La población del campo sabe que ya no puede pedir nada al gobierno, que tiene que exigírselo con medidas drásticas, porque no le hará caso.

La provincia de La Convención paró dos veces contra la exportación del gas, extraído del distrito de Echarate, donde contradictoriamente el precio del gas es mayor que en otras regiones del país, haciendo que sus habitantes prefieran cocinar con leña. Allí también nos llegaron los rumores de que existe el proyecto de construcción de otra hidroeléctrica entre los distritos de Santa Ana y Echarate, junto al apu Urusaywa y las cataratas de Illapani. Se avecinan más conflictos.

Este recuento menciona sólo algunos conflictos en el sur del Perú, en el trayecto entre los apus Qapía y Urusaywa. Es un área suficientemente grande como para darnos una idea de lo que pasa en el país. Ahora, son las poblaciones de esas provincias las que encabezan las luchas nacionales, los que están convocando al nuevo paro nacional. Pasó el tiempo en que todo lo dirigían las dirigencias de las capitales, controladas por algunos partidos. Este breve recuento expresa el crecimiento de los movimientos sociales en el país, movimientos que ni las elecciones ni el mundial de futbol han logrado opacar, esas son buenas señales.