domingo, 11 de mayo de 2014

Si Cusco crece, ¿porqué la protesta también?

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Según el Instituto Peruano de Economía, Cusco es la región con mayor crecimiento económico en el país, algunos llegan a decir que incluso es mayor que China, pero esto ya es una exageración simplista, pues no se puede comparar por igual a una región con un Estado gigante (sino luego aparecerá algún pueblo pequeño que tenga mayor crecimiento que todas las naciones desarrolladas juntas y se terminará relativizando la economía a un nivel extremo).
Las estadísticas indican que la economía cusqueña ha mejorado a partir de las industrias extractivas relacionadas directamente a la explotación del gas de Camisea y la minería, principalmente en la provincia de Espinar. El crecimiento también se debería al turismo desarrollado principalmente en la ciudad de Cusco y el valle del Willkamayu.
Sin embargo, Cusco también es una de las regiones donde la población tiene fuertes críticas al modelo económico y donde en los últimos años se han producido varios conflictos sociales contra las industrias extractivas. El descontento social es similar al de otras regiones con menor crecimiento: protestas periódicas de distintos sectores, partidos políticos que usan discursos críticos al capitalismo para ganar adeptos, etc. Entre 2008 y 2012 (el periodo medido como de mayor crecimiento) se produjeron convulsiones sociales en algunas provincias que pronto contagiaron a toda la región, curiosamente estas se dieron en zonas de enclaves extractivistas (Espinar, La Convención) y en la misma urbe turística (el masivo paro de 2008). En el caso de Espinar uno de sus dos conflictos es el reclamo contra la empresa minera de Tintaya-Antapaccay (la más importante del rubro minería y que aporta casi todo el canon minero en Cusco).
Se supone que en una sociedad con bienestar creciente, automáticamente disminuye el descontento o por lo menos la protesta social. ¿Cómo se explica ese descontento social ante un panorama supuestamente de desarrollo creciente? Ensayemos algunas opciones como posible respuesta:
a) La existencia de un discurso ideológico anticapitalista. Dicen que los "izquierdistas" influyen en la opinión pública para hacer crecer el descontento, pero la izquierda local tiene muy poca incidencia en la opinión pública, mayormente por los propios errores de la izquierda partidaria. El discurso neoliberal oficial tiene mayores posibilidades de incidir en la opinión pública a través de los medios de comunicación y discursos oficiales, incluso las principales centrales sindicales cusqueñas (FDTC) tiene un discurso desarrollista (piden aeropuerto y gasoducto como principales demandas).
b) Existe una tradición protestona en el Cusco. El rol que la izquierda cumplió en el siglo XX habría generado una costumbre de oponerse al sistema y protestar por cualquier motivo. De ser así, en Cusco no hubiera habido tanto apoyo al fujimorismo en los primeros años de su gobierno; la ciudad del Cusco es menos protestona que otras del país, el descontento y las protestas han ido creciendo en el mismo periodo reciente en que crecía la economía local. Además, por más que exista el recuerdo del "Cusco rojo" o de Tupac Amaru, la gente no es tan tonta como para actuar contra la realidad supuestamente próspera (en muchos casos arriesgando su vida).
c) Ongs o entidades externas que financian estas protestas. Curiosamente la mayoría de ONGs locales promueven más bien el diálogo y la búsqueda de inclusión antes que la protesta, la presencia de "chavistas" u otros "intervencionismos" es casi nula en el Cusco. Las protestas más fuertes se han dado donde las dirigencias rechazan la participación de ONGs o entidades externas (el caso Canchis es un buen ejemplo).
d) La gente no comprende todavía los beneficios del sistema, quiere una mejora inmediata. Esto es subestimar a la población, en las protestas participan los más lúcidos profesionales locales y comunidades de una sabiduría ancestral reconocida y admirada en todo el mundo. Hace 20 años había más malestar económico pero menos protestas, la gente esperó lo suficiente que llegara ese bienestar prometido por el sistema, dicen que ahora llegó, pero un gran sector de la población no lo cree así.
e) La corrupción. En ese caso las protestas estarían dirigidas contra las autoridades y funcionarios corruptos, si bien existen este tipo de protestas, las más fuertes y numerosas son dirigidas contra el modelo extractivista.
f) Las formas de medir el desarrollo (como el PBI) funcionan mal. Si el descontento no obedece a la influencia de izquierdistas, la historia, el financiamiento de nadie, la ignorancia de los cusqueños ni la creciente corrupción; queda otra explicación: que las mediciones económicas están mal elaboradas. A nivel mundial, cada vez hay más especialistas que cuestionan la cadena económica de crecimiento-desarrollo-bienestar, el PBI como método para medir esto es francamente arcaico y parcializado. Las estadísticas pueden decir que mejoramos, pero en la realidad no lo vemos, esto genera otra cadena: frustración-descontento-protesta.
Cualquier cusqueño sabe que en Puno se mueve más dinero, pero como ahí la economía es más informal no figura en las estadísticas. Nos consta que a Cusco entran grandes cantidades de dinero por el turismo, pero estas se quedan en los bolsillos de las empresas transnacionales que controlan el turismo local. El canon minero, pero sobre todo el gasífero, ha aumentado el presupuesto de gobiernos locales y regionales, lo que ha generado más obras (incluyendo estadios, coliseos, monumentos) pero no mayor bienestar. Ahora, la expresión generalizada en el Cusco ante la noticia de nuestro "exitoso crecimiento económico" es la cólera, la palabra "mentira" recorre nuestras calles como un fantasma... Nuevamente, las propias acciones de los grupos de poner generan más descontento social. Ahora ya no les creemos, por más que pretendan enredarnos con cifras y con datos, sabemos que nos mienten. Miramos la realidad antes que cualquier noticia, y la forma en que nos subestiman, francemente nos ofende.

                                            Roberto Ojeda Escalante, qosqoruna.